No merece más y, por tanto, pierde, ante un Villaralbo que encontró el premio de córner en el tramo final.

Ni jugó bien ante el Briviesca ni tampoco ante el Villaralbo. Por ello el Mojados no sumó ante ninguno. Porque para que los de Diego Macón logren el triunfo tienen que hacerlo muy bien en una liga que según se acerca al final va exigiendo mucho más a sus integrantes. Su rival de este sábado estuvo a la altura del reto y lo superó por merecimiento, aunque le costó 83 minutos ponerse por delante.

More cabeceó dentro del área un córner muy bien botado de Luismi. Parecía que el Mojados había cerrado su grieta de goles a balón parado; es evidente que no. La acción pudo estar mucho mejor defendida, pero igual da ya. Y remontar en el tiempo que quedaba después de todo lo anterior ya era más que un milagro.

A los puntos ganaba el Villaralbo en el primer acto, pero en cuanto a peligro iban igualados. Por supuesto también a los goles, que ni llegaban ni se esperaban. A ningún equipo le llenaba tener el balón, más bien lo contrario, aunque quien conseguía profundizar era el conjunto zamorano, que se plantaba en campo contrario con facilidad. Después las ideas se nublaban.

Entre Pepe y Chechi acumulaban acciones de ataque que culminaban en uno de los dos, si bien la primera fue de Beni que cuando recortó a Pablo la mandó arriba muy forzado. Sufría el Mojados y con razón, pero sabía que su arma volvía estar en las transiciones y todo su peligro pasaba por dos hombres: Colino y Jorge.

El primero pecó de generoso con el segundo y el segundo pecó de generoso… con un tercero. Era la tarde de las asistencias y no de los goles. Colino se la dejó a Jorge, que no llegó y Jorge se la brindó a Collado, que tampoco. Así, difícil abrir la lata.

Menos aún tras un paso por vestuarios que amplió aún más el dominio visitante. Si hasta el descanso fue trivial, con la reanudación comenzó a tener peso. El Villaralbo apretó. Tiene mucha pólvora arriba el equipo de Chuchi Jorqués, pero ninguno estaba todo lo fino que requería un choque tan cerrado. La defensa amarilla aguantaba y arriba esperaba Jorge. Siempre Jorge… pero solo Jorge.

Así que cualquier parecido con una ocasión peligrosa iba a ser pura coincidencia. También con los hombres de refresco, que no aportaron claridad. El Villaralbo rebajó un tono, pero seguía generando más presencia y sensación de que algo iba a pasar. Y pasó.

Había avisado Bamba dos minutos antes de que lo peor estaba por venir. Y tras el gol los de Jorqués pudieron sentenciar, pero Pablo estuvo firme y Abel tampoco es que anduviera muy por la labor de acertar. Otro día sin ganar, otro día sin sumar… y otro día sin marcar. Y van cuatro, la peor racha de un Mojados que deberá reactivarse si no quiere un final de curso de nervios. De momento, no ha lugar.

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