El equipo de Diego Macón se tiene que conformar con el empate ante el Burgos B, pese a su empuje final.

Había aroma a gol en el Municipal. Comenzó el ‘runrun’ que corresponde a la épica generado por los 300 espectadores que por momentos sonaban como el doble. El Mojados olió sangre ante un Burgos B venido abajo con el paso de los minutos, que se refugió en su área consciente de que sacar un punto aquí comenzaba a darse por bueno. Hasta el pitido final, en el que el Mojados también tuvo que conformarse con el punto. Porque el aroma se esfumó.

Empate trabajado, mucho. Es el segundo consecutivo de los de Macón que, por supuesto, deben verlo como positivo pese a que la ambición y las circunstancias de la liga han hecho que sea hasta insuficiente. Porque el ‘play-off’ se vislumbra. Con prismáticos, pero se visualiza, y con este punto no deja de verse, si bien el primer objetivo es el que es.

El primer tiempo es mejor olvidarlo, salvo para quien quiera martirizarse. Se salva el primer minuto, en el que el Burgos B se habría puesto por delante si no hubiese aparecido Churu sobre la línea para evitar el gol cuando no se habían cumplido ni 30 segundos. Incluso se salva también el segundo (minuto) en el que Cerro probó fortuna desde lejos quedándose cerca de la puerta.

Y ahí es cuando el partido se vino abajo, como si fuera una maquina de música de estas que le das cuerda, de agota y se silencia. Todo era disputa, todo eran balones divididos repartidos a partes iguales sin vencedor porque todo lo impreciso que estaban ambos en ataque lo estaban precisos en defensa.

Aún así el Burgos B encontró una rendija por la que hacer daño (poco) que fue su banda derecha (e izquierda del Mojados). Capi sufrió para aguantar el empuje de Sagredo, que casi siempre se iba, pero que casi nunca centraba con acierto. Así que la otra ocasión a contabilizar en la primera mitad fue una falta directa que repelió bien Pablo.

El guardameta cumplió, como siempre. De hecho en la segunda parte sacó una mano dura en el único acercamiento de los visitantes. Desde luego, el Burgos no se puede ir contento de su partido. En la segunda parte se fue viniendo abajo en fútbol y ánimo y los cambios ofrecieron al Mojados la posibilidad de ganarlo. Le faltó acierto para ello. En la de Cada, que reventó el travesaño; en la de Colino, que no cogió puerta; y en la de Álex, que remató bien, pero paró mejor Marc.

Ahí ya fue consciente el conjunto blanquinegro de que debía dar un paso atrás. Era incapaz de contragolpear y en el descuento sufrió el miedo escénico, que le obligó a defender de más. Al primero que le entró el vértigo fue a Iván, que se autoexpulsó. Amarilla por un balonazo sinsentido a un jugador en el suelo y, un minuto más tarde, la segunda por cazar a Mateo que corría solo contra el mundo.

Sin embargo, no era el día del gol. Es la jornada de los empates y Mojados y Burgos B no fallaron a la cita. Sumar siempre es bienvenido para estar tranquilos que, visto como está todo, qué mejor que ver el horizonte sin sufrimiento.

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